CULTURA Y FILOSOFÍA

El desafío de conocer y capturar la geografía andina para fusionarla en bebidas de culto, es nuestro día a día. Utilizamos materia prima regional, que junto al trabajo y corazón de los pequeños productores, nos aportan la tradición y la cultura perdida de Los Andes. Luego, todo se conjuga con un sofisticado sistema productivo, propio de nuestro equipo técnico, siempre buscando el máximo estándar de calidad y con una profunda pasión por crear destilados con sello propio y carácter único.

Finalmente, no podemos concebir una empresa sin un compromiso con su entorno. Nuestra filosofía de trabajo se basa en el cuidado de la naturaleza y su gente. 

Trabajamos con un complejo sistema natural de recuperación de aguas, optimización de recursos energéticos en fábrica, recuperación de flora autóctona y la inclusión de pequeños productores locales. 

Así sostenemos nuestro círculo virtuoso, que asegura desde la tierra a la copa, excelencia y compromiso en todos los sentidos.

LOS ANDES

Crear un destilado propio de un origen y ostentar el honor de llevar su nombre, es un desafío que pocos están dispuestos a enfrentar. ¿Quién, entonces, osaría crear espirituosas con la genética de las montañas más altas de occidente? Sólo un equipo apasionado y obstinadamente decidido.

Para ganarse el derecho de apropiarse de un lugar, es preciso invocar su esencia. En Los Andes, eso significa su tierra, su clima y su gente. 

A los pies del Aconcagua, el centinela de 6.961 metros de altura de la cordillera continental más larga de la Tierra, yace Mendoza. Este oasis árido nació de una mezcla de razas: del antiguo guerrero inca al pacífico huarpe, del colono español al inmigrante italiano, del explorador europeo al gaucho y al baqueano. Artífices de un pueblo que sería campo, montaña, ciudad y promesa.

El malbec, el cóndor, el guanaco y la vizcacha; volcanes, cerros, piedemontes y llanuras; la jarilla, el tomillo, el coirón y el chañar; el benteveo, el colibrí, el hornero y la calandria: la ciudad más próspera del oeste argentino es hogar y hábitat de vida, sueños y mixturas, con brillo propio ante los ojos del mundo entero.

Allí construimos nuestra Destilería: al pie de la cordillera, en el distrito Las Compuertas, Luján de Cuyo, primera zona vitivinícola. Entre enormes álamos  y aguaribays centenarios, sembramos el sueño de darle al mundo destilados con genética andina. Nutridos con agua de glaciar, curtidos con las manos amables y laboriosas del silencioso productor local y perfeccionados por la técnica de un equipo obsesionado por cada detalle, nuestras espirituosas buscan elevarse hasta lo más alto de nuestras montañas, en busca de la gloria andina.

LOS ANDES

Crear un destilado propio de un origen y ostentar el honor de llevar su nombre, es un desafío que pocos están dispuestos a enfrentar. ¿Quién, entonces, osaría crear espirituosas con la genética de las montañas más altas de occidente? Sólo un equipo apasionado y obstinadamente decidido.

Para ganarse el derecho de apropiarse de un lugar, es preciso invocar su esencia. En Los Andes, eso significa su tierra, su clima y su gente. 

A los pies del Aconcagua, el centinela de 6.961 metros de altura de la cordillera continental más larga de la Tierra, yace Mendoza. Este oasis árido nació de una mezcla de razas: del antiguo guerrero inca al pacífico huarpe, del colono español al inmigrante italiano, del explorador europeo al gaucho y al baqueano. Artífices de un pueblo que sería campo, montaña, ciudad y promesa.

El malbec, el cóndor, el guanaco y la vizcacha; volcanes, cerros, piedemontes y llanuras; la jarilla, el tomillo, el coirón y el chañar; el benteveo, el colibrí, el hornero y la calandria: la ciudad más próspera del oeste argentino es hogar y hábitat de vida, sueños y mixturas, con brillo propio ante los ojos del mundo entero.

Allí construimos nuestra Destilería: al pie de la cordillera, en el distrito Las Compuertas, Luján de Cuyo, primera zona vitivinícola. Entre enormes álamos  y aguaribays centenarios, sembramos el sueño de darle al mundo destilados con genética andina. Nutridos con agua de glaciar, curtidos con las manos amables y laboriosas del silencioso productor local y perfeccionados por la técnica de un equipo obsesionado por cada detalle, nuestras espirituosas buscan elevarse hasta lo más alto de nuestras montañas, en busca de la gloria andina.

DESTILERÍA

Una destilería ambientada en un bosque, con arquitectura y maquinaria contemporánea y del siglo XIX, embellecida y custodiada por la Cordillera de Los Andes. 

ANDINA Compañía Destilera alberga 14 alambiques de diferentes partes del mundo. Algunos son obras de arte que poseen más de 100 años de antigüedad, completamente restaurados. Estos destiladores están asistidos por un sistema productivo de alta precisión  el cual abarca procesos de malteado, fermentado, filtrado y macerado, todos ellos con tecnología de vanguardia.

Por último y no menos importante, se encuentra nuestra familia. Esa gente que trabaja en Compañía Destilera Andina, que respira y contagia esta fiebre por los destilados, la que nos ayudó a cumplir este sueño y a transformarlo en un hermoso y embriagante estilo de vida. Eternamente agradecidos.

¡Salud!

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